Algunos diseños de páginas web de empresas que parecen creadas para no vender. Son complicadas, no contienen la información necesaria o suficiente, su diseño no ayuda nada y su lentitud crea verdadera ansiedad entre los posibles clientes que, por otra parte, probablemente nunca llegarán a serlo. Para que la nuestra no sea una de ellas –y consiga convertir el máximo número de visitantes en clientes-, primero debemos hacer un buen análisis de la misma y tener en cuenta una serie de cuestiones.
En primer lugar, identificaremos completamente las posibles dificultades que puede encontrar cualquier visitante de nuestra web y que pueden provocar que éste abandone su navegación en los primeros momentos o, peor todavía, cuando está a punto de comprar un producto o contratar un servicio. Estas dificultades pueden deberse a que la página que hemos creado es demasiado compleja, contiene excesivos datos e información, términos y conceptos confusos para la mayoría de las personas u obliga a rellenar cuestionarios –o campos de ellos- que suponen una tarea demasiado larga y tediosa.